miércoles, 5 de febrero de 2014

Fundamentos y carencias estudios culturales

Fundamentos y carencias estudios culturales
María Luengo Cruz
Según el estudio de María Luengo Cruz desde hace dos décadas se ha comenzado a dar auge a los estudios culturales, desde el punto de vista de la sociología. En este estudio revisa los presupuestos teóricos de los estudios culturales y el área de la cultura popular en Gran Bretaña a partir de 1950.
Confronta el punto de vista de diferentes autores y los clasifica en racionalistas e idealistas, los primeros, “instrumentales, los cuales consideran que la cultura responde mecánicamente a fuerzas externas y los segundos, normativos y morales, que hacen caso a la dimensión interna, subjetiva de la cultura”.
Existen también teóricos colectivistas, para ellos, “los patrones culturales preceden a los hábitos culturales del individuo porque a su vez dependen de una estructura social preexistente que dirige la producción y la recepción colectiva de la cultura, bien hacia un sistema impuesto desde fuera, por ejemplo la sociedad capitalista del consumo (racional-colectivismo) bien hacia unos principios internos  (ideal-colectivismo)”.
Y los teóricos individualistas quienes “creen que la cultura es consecuencia de una opción individual. El individuo autónomo, libre, decide las pautas de la creación y fruición estética, al margen de cualquier tipo de condicionamiento social. Se muestran en la realidad pero no se dan en su forma pura. Casi todas las perspectivas combinarán”.
Según las diferentes líneas de estudio, los siguientes teóricos denominarán a la cultura popular de manera distinta: “cultura de masas” Adorno y Leavis, “arte de masas” Benjamin, “cultura popular” Wiilliams y  “arte popular” Panofsky.  Esto es algo más que una terminología.
Ahora nos centraremos en la postura de T.W Adorno y M. Horkheimer estudiosos de la escuela de Frankfort, ellos hacen una división entre la cultura de élite y cultura de masas y la medida para hacer esta división será el arte: “Los teóricos diferenciaron el estilo genuino de un Arte con mayúsculas, del estilo artificial de la cultura de masas”.  Se cierran al nuevo fenómeno que está sucediendo en esta época, el surgimiento de un arte popular.
“Ellos observaron que la racionalidad económica extendía sus modos de hacer- previsión, cálculo y éxito en la obtención de beneficios materiales- más allá de las actividades económicas hasta invadir el ámbito del arte”.  Es así como ahora se presiona a algunos escritores a producir algo rápido y nuevo, lo que importa es sacar a la venta algo innovador para el consumidor.
 “La cultura de la imagen confirmaba, la nueva imagen de un arte mercantilizado: la del bien del consumo”  Un ejemplo de cultura de la imagen en nuestros días, es la importancia que se le ha dado a las portadas de los libros, para que estos sean más vendibles, esto puede suscitar que el libro pierda su valor en sí mismo, pues el consumidor comprará dicho texto si la imagen le atrae o no, dejando de lado el valor literario.
Para Adorno y Horkheimer, la evasión y el divertimiento constituyeron las nuevas formas de “placer estético”. La sociedad capitalista hacía de la diversión una necesidad vital. Un público ávido de entretenimiento consumía los objetos culturales, los destruía y los incorporaba a su metabolismo, como incorporaba cualquier otro bien comestible.
“Dos características aseguraban la autonomía del arte: la unicidad del original y la pureza de la obra, precisamente contrario a la reiteración de la cultura de masas”.  Es lo que hace a una obra de arte, por ejemplo en pintura sólo la primera reproducción será la obra de arte, el arte debe ser único., hecha con materiales verdaderos. Hoy en día cualquier pintura puede ser reproducida pero no con los materiales verdaderos. Yo puedo tener en mi casa una pintura de Miguel Ángel porque la mandé imprimir, pero no significa que tenga una verdadera obra de arte.  
El paso del tiempo es también una prueba del arte, y aquí tenemos a los best sellers, que es una literatura de un momento pero que no paso la prueba del tiempo, como aquella literatura que perdura desde hace cientos de años.

Podemos ver pues, la resistencia de Adorno y Horkheimer hacía la cultura de masas. 

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